Se presentó el 11 de mayo del 2024 en el Centro Cultural La Claqueta, en la ciudad de San Francisco de Campeche, Campeche la obra El silencio que abrasa. Escrita y protagonizada por Ariadna Medina muestra una pieza unipersonal y autobiográfica que lleva a preguntarnos: ¿dónde colocamos el dolor de una pérdida?
Haciendo uso de una mesa luminosa, Ariadna, mueve emociones y nos transporta con ella en un viaje para encontrarnos, cuestionar, despedirnos y, sobre todo, aprender a soltar.
Obra multidisciplinaria que hace uso de proyecciones, música, fotografías que vemos gracias a la mesa luminosa, además de los juegos con arena, los mensajes que la intérprete deja en ella; todo eso se conjunta con textos leídos que ponen a pensar, trasladándonos con facilidad a la ficción.
Sin embargo, el tema que toca es real y cercano a todos, la pérdida de un ser querido, el dolor, el manejo de la vida después de esos momentos, cómo enfrentar el dolor. El poder de los objetos para hacernos recordar la vida que se ha ido, la persona que ha partido.
La pérdida de un ser querido es fuerte, como también lo es del lugar de nacimiento, del hogar; situaciones por las que pasan los migrantes, historia que Ariadna conoce de primera mano al ser su madre de Sinaloa y conocer sobre la migración del pueblo Yaqui, quienes fueron deportados a Yucatán para trabajar en las haciendas henequeneras. Todo esto forma parte también de la misma obra.
En resumen, esta obra es una especie de terapia de duelo, quizá podría aventurarme en decir que es una obra tanatológica, que te toma de la mano para ayudarte a cruzar el proceso que, de alguna forma, todos hemos vivido.
Por último, te invito a leer la entrevista que el equipo de La Pagana le realizamos a la intérprete.
Como artista, persona, actriz, ¿cómo es separar la vida real de la ficción al momento de presentar la obra?
Te puedo decir que, al día de hoy, uso mis herramientas actorales para hacer esa separación. Yo sí creo que el arte puede funcionar como un terapia, claro que las personas debemos ir a terapia, pero hay artistas que usamos lo que sabemos hacer como una herramienta para transitar, para ver desde lejos una situación que nos sucede y que nosotros queremos compartir. Podemos decir que los artistas somos muy afortunados porque tenemos esa posibilidad que no mucha gente tiene, hay gente que sufre, que pasa por algún tipo de enfermedad que pueden contarlo sólo a un círculo cerrado, pero nosotros podemos llevarlo a un escenario y eso es una fortuna.
Sin embargo, es necesario identificar, por ejemplo, si yo lloro mucho, identifico y paro, pues al momento de llorar, si no me controlo, en la siguiente escena no podré seguir hablando o no se me va a entender; en esta pieza estoy en todo momento así, contando un momento sensible y de repente tengo que contar otra cosa, después tengo algo sensible y otra vez pasar a leer, entonces, para mí, el silencio que abrasa ha sido un gran aprendizaje de vida porque he podido ver mis etapas de duelo, he podido verlo desde lejos, y también como artista, hablando desde la disciplina actoral, me ha permitido entrenar. Entonces, sí uso mis estrategias. Es por eso que esto sí es un performance porque es mi vida y si yo no fuera actriz, no podría mostrarte esto en menos de una hora.
Digamos que esta pieza me permitió transitar por mi duelo, por la muerte de mis padres, cómo me reconcilié con mis recuerdos, cómo solté, pero también, por el lado artístico actoral, me ha sido un gran reto, me ha enseñado a transitar de actriz a editora, directora, además soy una obsesiva en el equilibrio, en los objetos, en la escenografía.
Escena de las bolsas: el comportamiento del papá
Esa escena, donde lloro y grito, fue real. Porque también es una manera de demostrar que cada quien lleva el duelo de una manera distinta. Nuestro laboratorio nos permite compartir las historias de cada uno y eso ayuda a que la pieza tenga más vida, más realidad.
Me ha tocado ver personas que intentan tratar del suicidio, la ansiedad o enfermedades mentales, pero siempre desde sus escritorios, nosotros vamos a conocer las historias de las personas que están en tratamiento, ahí cambia todo, porque todos, al pensar en suicidio, piensan en drama, cuando no es eso, el drama lo hacemos nosotros (artistas), pero ellos no, ellos te lo cuentan porque es lo que vivieron y viven; nosotros debemos ser muy respetuosos con nuestro público y con la comunidad con las que trabajamos.
Esta historia es muy importante, por eso trabajé mucho en ella, me tomaba mi tiempo, regresaba a ella, porque mi historia es mía, pero, ¿cómo puedo hacer que la gente se identifique conmigo? Y así fue como surgieron los otros relatos (durante la obra, además de hablar de la muerte de sus padres, nos cuenta otros relatos de personas externas, de ahí la ficción en la obra) que la hacen universal, que las pérdidas y los duelos son históricos, nos anteceden, nos reclaman todavía. No es sólo contarte que perdí a mi mamá y sufrí mucho, no, es ver qué más tengo yo para complejizar la historia y tú, como espectador, te lleves algo más.
La escena del niño en la playa: ¿cómo escoger los relatos?
Estos relatos surgieron en mi taller de dramaturgia donde hacemos laboratorio (en Murmurante Teatro se hacen ensayos donde cada quien comparte cosas, lecturas y se va depurando) y después, con los años, te haces más eficiente para darte cuenta de los hallazgos, pero también es no creer que ya te sabes todo, sorprenderte siempre, estar abierto a conocer historias y mucho trabajo personal. Nosotros también usamos estrategias de cine, hacemos que todos los relatos tengan títulos, relatos en forma de minificción, con un inicio, un desarrollo y un final, pero todo condensado en pocos minutos. Eso es lo que nosotros hacemos con nuestras historias, parece que no te estoy contando nada y de repente te cuento todo. Esas son estrategias que nosotros utilizamos. Todas las disciplinas tenemos que ver (referentes al arte: literatura, teatro, cine, etc) si las sabemos usar bien, eso hace que algo sea potente, de pronto este tipo de teatro testimonial y documental se confunde con que yo voy a contarte algo muy simple, pero lo importante es la forma en cómo te lo cuento en cómo la traduzco para atrapar al espectador.
La última pregunta, un tanto cruel: si tuvieras que describir la obra con una sola palabra, ¿cuál sería?
Sí, es una pregunta cruel. La palabra sería: experiencia. Es una palabra muy abarcadora, algo que me mueve. Creo que esta pieza es una experiencia y un regalo.